Fuimos Río: residencia científica entre niñas, niños y jóvenes en el festival Actuar por lo Vivo 2024.
Es 6 de mayo de 2024. Llegamos a la Universidad EAFIT después de vivir un fin de semana junto a 40 adolescentes de la Institución Educativa Antonio Nariño en Puerto Berrío. Llegamos devolviendo los pasos del Río Magdalena hasta Medellín, la ciudad donde el río está domesticado, encerrado en un canal. Desde Brasil se unen a este encuentro Christine Takuá y Carlos Papá, ambos indígenas de la comunidad maxacalí, y la editora Anna Dantes. También viene Marcela Pérez, del Jardín Botánico de Medellín, y representantes del Grupo Bios, Fundación Argos y la Alcaldía de Medellín. Va a ocurrir algo importante: Universidad de los Niños - EAFIT, Educación para la vida – Comfama y Cosmo Schools han puesto sus premisas pedagógicas en común para que niñas, niños y jóvenes de la ciudad asuman una misión. Vamos a adoptar un río.
Jerónimo tiene ocho años y alza su mano para responder a cada una de las preguntas que surgen mientras dibujamos el río de nuestros recuerdos. Río, ¿por qué eres tan frío? ¿Por qué tienes tantas piedras? ¿Cuántos años tienes? Dejamos los lápices a un lado y lo escuchamos. Interpelamos, atendemos. De repente, un aplauso. Nos unimos a él, agradeciéndole a Jerónimo por enseñarnos. Nos reconocemos como una comunidad que entiende la urgencia que nos ocupa: ayudar a sanar nuestros ríos.
Río, no te queremos canalizado. Te queremos libre y fluyendo sobre ti mismo.
Así comienza la tercera edición del festival Actuar por lo Vivo en Medellín, Colombia, y esta vez lo inauguran tres residencias. Una de ellas se titula Adopta un Río, y son las voces de las niñas, niños y jóvenes quienes la construyen.
Adoptar un río es ocuparse por conocerlo y cuidarlo. Adoptar un río es, también, permitir que él nos adopte, entendiendo que, como dice Jean-Marc Besse, “no podemos habitar sin la amistad de los lugares, sin esa simpatía o amabilidad que nos permite estar en ellos, pero también resonar con ellos”. ¿Cómo queremos adoptar y habitar nuestros ríos?
Los ritmos de la universidad no paran, pero nosotros nos regalamos la oportunidad de recorrerla con otros ojos, con los de ser expedicionario. Miramos los árboles y nos preguntamos por sus especies, vemos que la atraviesa una quebrada, que va al Río Medellín. Es La Volcana, y se resiste al canal que otros seres humanos le construyeron hace tiempo, inundando la universidad cuando no puede contener su abundancia. Todo regresa al agua y nosotros también. Somos un río, nuestro cuerpo es agua. Entendemos sobre mecánica del agua en el laboratorio de hidráulica, visitamos un jardín funcional que antes era un parqueadero. Y regresamos a La Volcana, para despedirla y atenderla a través del canto.
Agua, agua, agua / agua de la mar / viene, sube y baja / agua de la mar.
*** 7 de mayo. Han sido días históricos para Actuar por lo Vivo. Por primera vez en su historia hay niñas, niños y jóvenes siendo residentes.
Hoy el encuentro es en la Bodega Comfama. Empezamos haciendo un viaje con los ojos cerrados y la imaginación activa. Vamos recorriendo el río y sus árboles. Vemos el yarumo. Christine Takuá nos cuenta que los árboles guardan experiencias. En su comunidad, el yarumo es el abuelo de la montaña. En el salón en que nos encontramos hablamos de los ríos. Pero lo hacemos con muchas lenguas: el español, el portugués brasilero, el guaraní y a veces el francés se escuchan en el aire. De pronto Lucas, un pequeño cantante de Cantoalegre, que también es residente, nos cuenta emocionado lo bien que se siente siendo parte de un colectivo que cuida su planeta. Es una gran preocupación suya y ahora entiende que es también la de muchos. Un sentimiento de esperanza nos recorre.
Adoptar un río también es crear comunidad y generar movimiento.
Llegan cinco cartas de Puerto Berrío. Nos acercamos a leerlas y a observar las fotos que las acompañan. La ilustradora Amalia Satizábal se une a la conversación y nos pregunta qué creemos que es un manifiesto. Un manifiesto es una forma de poner en el mundo un deseo. ¿Cuál es nuestro deseo? Para descubrirlo, escribimos, dibujamos, cantamos, organizamos flores sobre papel.
Entonces, nuestro manifiesto se convierte en tres papeles grandes sobre el piso: en uno plasmamos qué queremos cambiar sobre los ríos, en otro lo que queremos mejorar y en otro lo que queremos mantener. Irene, estudiante de Cosmo, tiene siete años y es la residente más joven. Pide la palabra para ayudarnos a tomar una decisión acerca de la estructura que queremos darle a nuestro manifiesto. Nos explica su idea, la argumenta, votamos y nos disponemos a hacerla realidad. Pero manifestar es también compartir. Entonces nos hacemos en la parte de abajo de los escalones de la Bodega. Otros residentes, que son adultos, se sientan para escucharnos. Como aquí hablamos varios idiomas, nos comunicamos también con la música. Al rtimo de Cantoalegre, honramos de nuevo al agua. Plic, plac, plic, plac, canta la lluvia en la tierra / plic, plac, plic, plac, la tierra se echa a reír. Como si se tratara de una ola, la canción comienza a escucharse también en la tarima. Nos hacemos río para expresarnos. *** En esta residencia las niñas, niños y jóvenes asumieron su rol de agentes activos, que cuidan y se expresan sobre sus territorios, que no solamente tienen un profundo entendimiento sobre las problemáticas ambientales del presente, sino también un fuerte deseo de participar activamente en su solución. Reunirnos con empresas, encontrarnos con expertas, encontrar confluencias entre las pedagogías de Educación para la vida – Comfama, Universidad de los Niños - EAFIT y Cosmo Schools, sumirnos en el diálogo intergeneracional y, sobre todo, permitirnos escuchar: las niñas, niños y jóvenes estuvieron en el centro y, con ellos, fuimos río.
Adopta un Río fue posible gracias a la voluntad de Educación para la Vida Comfama, Universidad de los Niños EAFIT, Cantoalegre, Cosmo Schools, Grupo Bios, Fundación Argos, la Alcaldía de Medellín; y a la entrega y generosidad de Anna Dantes, Marcela Pérez, Christine Takuá y Carlos Papá.
